Companyia

Projecte Obskené        

L'obra


Hamlet és mort. No hi ha força de gravetat, traduïda al català per Kàtia Pago, és d’Ewald Palmesthofer, un autor austríac que ha guanyat, amb aquesta comèdia àcida, nombrosos reconeixements.

Dos germans, la Dani i el Manu, visiten els seus pares, la Caro i el Kurt, per tal de celebrar l’aniversari de l’àvia i assistir a l’enterrament d’un amic d’adolescència, el Hannes. Al cementiri es troben casualment amb la Bine i l’Oli, una parella de vells amics. El dinar amb els pares, la trobada amb els amics i la mort del Hannes conjuguen les condicions perfectes per fer explotar la insatisfacció que han acumulat en unes vides aparentment tranquil·les. Palmestshofer presenta la família com a una microsocietat plena d’indeterminació i insatisfacció generada per un món impossible d’ordenar. Utilitza, doncs, una ruptura delirant per multiplicar els punts de vista i generar una descomposició paral·lela a la que pateixen els personatges. Hamlet és mort. No hi ha força de gravetat és una partitura polifònica en què les perspectives es relativitzen per tal de reforçar la visió d’un món ple d’ideologies fracassades. Només queda, com entre els personatges de l’obra, la resignació o l’acceleració de la tensió d’una corda a punt d’explotar.


Crítiques de l’obra

  • Hace tiempo que no se escribía una obra de teatro sobre una familia tan excelente como "hamlet está muerto. No hay fuerza de gravedad ", que puede todo lo que también podía Ibsen –un lento deshojar de las fachadas humanas–, pero deja al viejo noruego parecer tan viejo como realmente es: más de un siglo… Todo comienza con un encuentro casual en el entierro de Hannes, un viejo amigo común de Mani, Dani, Oli y Bine. Ewald Palmetshofer logra ya allí momentos brillantes, aunque aparentemente todos los personajes no se mueven del lugar y se arrojan unos a otros en el cementerio jirones de frases cotidianas sin mayor orientación, como en una partida de bridge. También en el bridge no pasa nada durante mucho tiempo, hasta que es demasiado tarde. Por más que el presente cuelgue indeterminado entre el pasado y el futuro, antes de Palmetshofer nadie había escrito este tipo de diálogos… Cada uno de los personajes, cuyas voces el autor lleva en el oído, es más inteligente de lo que socialmente se le podría atribuir, dice Palmetshofer. “Son astutos y ello los eleva por encima de la situación.” Los personajes se comportan como salidos de viejas piezas teatrales sociales, se mueven en medio de un drama familiar, hubieran formado parte hace 30 años del teatro popular crítico y son hoy probablemente el teatro contemporáneo de gente a la que nada realmente esencial le ocurre en la vida y a la que el tiempo la acorrala, lenta pero irremediablemente.
    (Franz Wille, Theater Heute 02/2008)
     
  • La pieza teatral de Palmetshofer oscila entre la familia, el incesto, la religión y la historia de la sociedad. Lo fascinante en ello es que demuestra que de alguna forma todo forma un conjunto, pero que simultáneamente el cerebro no logra comprender las interrelaciones. Palmetshofer hace hablar a sus personajes tal como los seres humanos piensan: en medias frases, incompletas, que a veces se enredan entre sí y otras veces se desmigajan… (…) En medio de la irónica búsqueda de sentido y grandeza, a veces lamentable, a veces conmovedora, y detrás de la perorata de “trascendencia total”, “economía del futuro”, funciones, centrifugadoras y el cielo, que –ahora que Dios se fue– es una máquina, se reconoce finalmente… al ser humano contemporáneo.
    (Nachtkritik, 23.11.2007, Lena Schneider)